Santiago, Chile. 1983
La fotografía llegó a mí de manera casual, nunca tuve un acercamiento a ella ni al arte cuando niño ni adolescente. Un día, por el año 2005, apareció en mi casa una cámara análoga Zenit 122, la tomé en mis manos, miré por el visor, enfoqué y desenfoqué, acerqué y alejé la imagen a través del lente... y todo eso me pareció mágia pura.
En 2006 Realicé un curso de fotografia en el Instituto Jhon Kennedy con un resultado muy satisfactorio en lo personal y en lo académico, y en 2011 estudié fotografía profesional en un instituto que no vale la pena nombrar, estudios que no terminé por la mala enseñanza que estaba recibiendo, lo cual me agotó mentalmente. Terminé desencantado de la fotografía y me demoré un par de años en volver a tomar una cámara fotográfica, y a pesar que a aún no me siento totalmente reencantado con la fotografía, sí siento que este proceso va avanzando al ritmo que tiene que avanzar, sin presiones ni apuros, y eso me tiene contento y tranquilo.
Soy un amante de la fotografía, me gusta expresarme a través de ella ya que me permite poder distorsionar la realidad, me permite manejar el tiempo y la velocidad para crear imágenes que van más allá de lo evidente. Me considero un fotógrafo independiente, apasionado por la fotografía de autor, cuyo estilo se caracteriza por una visión única y personal de la realidad. Mi trabajo trato de llevarlo más allá de la simple representación de lo cotidiano, ya sea a través de la imagen o del transfondo de ella; busco transmitir emociones y sensaciones a través de lo abstracto. Y es en ese enfoque de la fotografía abstracta, en donde busco jugar con formas, luces, sombras, texturas y desenfoques, tratando de desafiar ciertas convenciones tradicionales y permitiendo que el espectador se sumerja en una experiencia visual que lo lleve a imaginar más que a mirar. Cada una de mis fotografías es una obra cargada de intenciones y matices, donde la interpretación es libre y subjetiva.